Política digna de respeto…

POLÍTICA – NACIONAL.- Acogiendo un llamado –vía twetter – de la autora de esta crónica, doña María Soledad Alvear Valenzuela, Abogada, académica y política chilena, ex ministra de justicia y de Relaciones exteriores, a compartir su trabajo, luego de su lectura, “Prensa Impacto” quiso, también, compartirla con ustedes:

– Dice su autora – “Política no puede limitarse a seguir lo que dicen las encuestas, pero ellas nos dan luces. Sus resultados representan la opinión del ciudadano común, que quizá no tiene del todo claro lo que corresponde hacer, pero es la persona más indicada para señalarle a los gobernantes que algo anda mal. Y cuando la insatisfacción es tan grande como la que se expresa en la CEP, no resulta razonable atribuir el malestar a meras fallas de comunicación.

Los chilenos están descontentos con casi todo, desde la Iglesia y los partidos hasta el fútbol. Sólo con su vida personal están satisfechos, es decir, están conformes con esa esfera más íntima, representada por la familia y los amigos. Esto nos da una pista interesante: la satisfacción ciudadana va de la mano de la confianza. En la vida familiar hay conflictos y dificultades, pero ellos no nos amargan la vida mientras sea posible confiar.

La confianza, sin embargo, no es algo que se consiga con reformas legales o asesorías de comunicación. La confianza no se produce, se inspira.

¿Y qué puede hacer nuestra alicaída vida institucional para que los chilenos recuperen la confianza? No hay recetas infalibles, pero pienso que se pueden tomar algunas iniciativas, partiendo por la conveniencia de instaurar el voto programático (proyecto de ley que presenté cuando fui senadora). Los candidatos deberían ser explícitos a la hora de señalar qué se proponen hacer. Y esos compromisos deben ser evaluados anualmente. De lo contrario, depositar un voto se parece mucho a apostar en una lotería política. Una medida como esta promueve la responsabilidad de los políticos, pero también de los electores, y no cabe duda de que estimula la confianza.

soledad alvearEn segundo lugar, se hace necesario que los ciudadanos vean que la política no consiste en un conjunto de pequeñeces. “El político piensa en la próxima elección, el estadista en la próxima generación”, decía Rawls. Y eso se nota. Para que la gente vuelva a respetar la política es necesario que los políticos se respeten a sí mismos. Esto supone la capacidad de pensar a largo plazo y la habilidad para integrar las diversas propuestas particulares en políticas que reflejen las auténticas necesidades del bien común.

En este sentido, el reciente discurso de la Presidenta acerca del sistema previsional constituye un buen ejemplo: junto con reconocer los problemas, no cayó en el juego fácil de prometer una panacea universal, sino que entregó ciertas líneas maestras que serán muy útiles para la discusión posterior y llamó a colaborar.

Y no es casual que inmediatamente haya sido criticada por los sectores que ansían las soluciones fáciles.

La recuperación de la confianza política supone, finalmente, actitudes coherentes. En mis conversaciones con muchos ciudadanos comunes y corrientes veo que aquello que les preocupa no es que los parlamentarios tengan aquí o allá una idea distinta de las suyas. Esa discrepancia es connatural a la política. Lo que no aceptan es que los políticos no consigan estar de acuerdo consigo mismos, que nieguen con sus actos lo que proclaman con las palabras”.

 

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